sábado, 18 de diciembre de 2010

Fauna autóctona amenazada por la caza ilegal

Entre las especies  más amenazadas se encuentran  guanacos, ñandúes, piches, vizcachas, quirquinchos, choiques y tortugas terrestres. A la triste lista se suman, además, especies potencialmente amenazadas, como la liebre, mara y el zorro gris.

La caza ilegal extermina más de 100 mamíferos por mes

Inspectores de Recursos Naturales también decomisaron aves, peces y tortugas. Ambientalistas aseguran que la cantidad de ejemplares sacrificados duplica esta cifra.
El martes, 03 de agosto de 2010, cazadores furtivos que estaban en La Payunia lograron huir ante la presencia de inspectores, pero dejaron sus huellas: 10 guanacos muertos. (Gentileza / Recursos Naturales)
A excepción de tres especies que no son características de estas tierras, la caza de animales está prohibida en Mendoza. Sin embargo, aún queda mucho para impedir que la fauna silvestre siga corriendo peligro en manos de los cazadores furtivos, que en su mayoría son mendocinos o llegados de provincias vecinas.
La situación queda a la vista sólo tomando como referencia algunos números: desde enero de 2009 a la fecha, la Dirección de Recursos Naturales Renovables encontró en distintos operativos unos dos mil mamíferos, que equivalen a 111 cada mes. En algunos casos, fueron rescatados con vida y recuperados, mientras que la gran mayoría habían sido fusilados por los cazadores para hacer llaveros, quitarles la piel y el cuero o extraer sus astas y cuernos (en el caso de los zorros y los ciervos).

También se hallaron en este período 500 aves y al menos 700 peces que quedaron capturados en trampas, jaulas, redes y anzuelos respectivamente. Además se encontraron 37 tortugas.
Durante esta temporada invernal, cuando los animales bajan de la montaña buscando amparo del frío cordillerano, el alerta para evitar la cacería indiscriminada está encendida. De hecho, durante este fin de semana, los inspectores de Recursos Naturales hallaron en el último control, un peludo (que apareció eviscerado), varias armas de fuego y una caña de pescar.
“La caza furtiva sigue siendo muy reiterada en Mendoza; todavía tenemos niveles altos”, aseguró Daniel Gómez, titular de esta área. Así, frente al bajo nivel de conciencia, una de las salidas para evitar que se ataque la fauna autóctona es controlar que se cumplan las leyes vigentes en materia de medio ambiente”.
Los operativos se realizan cada quince o veinte días en todo el territorio provincial. Hay cinco inspectores afectados a Fauna y setenta guardaparques que trabajan divididos en dos turnos recorriendo las áreas naturales protegidas, mientras que la policía rural, Gendarmería Nacional y personal de organismos como el Iscamen (ente destinado a proteger y mejorar el patrimonio fitozoosanitario) se encargan de reforzar los controles. Las sanciones se estipulan según la gravedad del delito y hasta pueden llevar a la Justicia al infractor.
Pero todo parece insuficiente. Desde el punto de vista de Jennifer Ibarra, presidenta de la Fundación Cullunche, el sistema para encontrar y sancionar a las personas que maten animales autóctonos debería ser mejorado. “Hay pocos inspectores y las multas son demasiado flexibles”, advirtió Ibarra. Por eso, ella considera que la cantidad de ejemplares afectados sería, como mínimo el doble de lo que se hace visible a partir de las cifras.
Según destacó el jefe de Fauna de la provincia, Hugo Ascencio, una zona donde este tipo de actividad es más habitual, está ubicada sobre la ruta N° 180, a la altura del Cerro Nevado (entre Malargüe y San Rafael). Allí, el guanaco, el ñandú y el piche son las especies más buscadas por los cazadores. Muchos cruzan la frontera desde Neuquén.
En los departamentos de Lavalle y Santa Rosa, la liebre mara (actualmente en riesgo) sufre la presión de la caza junto a otros roedores silvestres. Pumas, piches y vizcachas; guanacos y choiques terminan siendo presa de trampas y gatillos en Potrerillos, Uspallata y Villavicencio. En el Valle de Uco, el tramo comprendido desde Pareditas hacia el ingreso a la Laguna del Diamante, sobre la ruta N°40, es el que presenta mayor riesgo.

Caza deportiva, con restricciones
Hasta ahora, hay dos cotos de caza en la provincia pero que no funcionan porque tienen su habilitación en trámite. Uno se encuentra en la zona de Las Carreras (Tupungato), mientras que el otro está ubicado en las cercanías del río Tunuyán, a la altura de la localidad denominada Maquinista Levet (La Paz).
Cuidar la biodiversidad local es tarea de todos e incluso está estipulado en la legislación vigente. Así, de acuerdo a la Ley de Fauna provincial N°4.602, mediante la cual Mendoza adhiere a la legislación nacional vigente (ley N° 22.421), la cacería deportiva sólo está autorizada para tres especies exóticas, es decir, que por no ser autóctonas pueden resultar nocivas para el ecosistema si se reproducen demasiado. Estas son: el jabalí, el conejo silvestre y la liebre de Castilla.
Claro, que capturar estos animales sólo puede efectuarse en períodos determinados. El actual es del 1 de mayo al 31 de abril de 2011 y para realizar esta práctica, el cazador debe contar con una licencia habilitada y la documentación de su arma al día. Entre los papeles tampoco puede faltar el permiso del dueño del campo a explorar, en el que debe figurar el aval de un juez de paz, un escribano o la policía.

Aves y peces
Hacia el norte de la ciudad de Mendoza, la caza de aves es preocupante sobre todo a principios de la primavera. Es en esta estación cuando los pájaros migratorios, como el jilguero y el “botón de oro” llegan desde el norte del país. En otras épocas, el siete cuchillos y la diuca suelen ser la tentación de los cazadores, que luego los venden en forma ilegal. A diferencia de la pesca, esta actividad está prohibida todo el año y sin distinción de variedades.
En tanto, la veda para pescar en ríos, arroyos y riachuelos se extiende del 1 de mayo al 1 de diciembre. Durante los meses de verano, sólo está permitida la pesca con mosca, que se practica en forma devolutiva, es decir, dejando al pez en su hábitat natural y sin dañarlo. Pese a esto, el año pasado, los inspectores encontraron al menos 1.200 ejemplares de truchas, percas y pejerreyes que habían sido capturados sin la autorización correspondiente.

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